martes, 25 de enero de 2011

De la Confianza y Otros Mitos Modernos

 

Todo parece apuntar a que este es el tema que se tiene que tocar en esta ocasión. Desde que fueran aprobadas en misteriosas sesiones extraordinarias de la primera Legislatura de este Congreso, sustanciales reformas a varios de los artículos de la Constitución, mi campanita de alarma interna no ha dejado de sonar.

El primero, la modificación de la Ley del Plebiscito y el Referendo, donde el Congreso Nacional se otorgara a sí mismo idénticas facultades por las que se depuso al expresidente en el exilio Mel Zelaya; la derogación por sujeto tácito del estatuto del docente (dicha así ,con la gracia trágico-cómica que ha implicado todo este proceso, ya que nadie se responsabiliza ahora que ha sido oficializada, eppur si mouve) las ciudades modelo y otros mitos propios del modernismo que intenta impulsar el Gobierno, en nombre del pueblo.

Después de 28 años, en los que (al menos) dos generaciones de Hondureños de la clase política se han visto favorecidos de las Delicias del Poder y en los que al resto nos ha tocado soportar “La Ley de Herodes”, tienen el descaro de pedirnos (una vez más) un voto de confianza. Qué cara. Sin signos admiración. Este tema ha perdido la capacidad de provocarme alguna emoción.

Antes que se me acuse de no saber de lo que hablo (otro tema recurrente de la semana) los invito a que lean el siguiente texto, recogido de wikipedia:

“La confianza es una hipótesis sobre la conducta futura del otro. Es una actitud que concierne (a) el futuro, en la medida en que este futuro depende de la acción de otro. Es una especie de apuesta que consiste en no inquietarse del no-control del otro y del tiempo.”

-Laurence Cornu, La confianza en las relaciones pedagógicas

Sublime. Aunque la definición no menciona un aspecto fundamental intrínseco: las hipótesis están fundamentadas en observaciones empíricas y esto, lógicamente, tiene sus implicaciones. Veintiocho años de experiencias negativas, no son precisamente, los cimientos de una confianza sólida y estable. Al contrario, constituyen evidencia experimental suficiente como para convertir nuestra hipótesis en una Teoría, que nos permite darnos cuenta que nos siguen queriendo aplicar nuevamente “La Ley de Herodes”.

El Mundo Moderno, con sus mitos de ciudades modelo, validación de opinión popular, modelos de excelencia en la educación, inversión privada internacional, etc., descansa sobre el fundamento la confianza. No sé ustedes, pero personalmente, me resulta imposible confiar en esta gente. En mi corazón, quisiera creer en la UCD, en la Resistencia, en el Gobierno, en la OEA o en alguien, pero los hechos me indican que no debo: “Maldito el hombre que confía en otro hombre”, reza uno de los libros sagrados.

Lo que existe, pues, es una crisis de confianza, no sólo en el país: la crisis financiera mundial tiene su fundamento en la pérdida de confianza en los mercados. Pero como humanos, seres sociales (más o menos), debemos confiar. La convivencia depende, como cita el texto, de esta apuesta. Y la Gobernabilidad a corto plazo son las fichas que están puestas sobre la mesa.

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